jueves, 24 de noviembre de 2011

Sacralidades, Inmersiones en la memoria.

Ma. Angélica González Dávila 2011 ©
Escultura, Serigrafía, Instalación, Collage digital.

Ma. Angélica González Dávila
Sacralidades.
Inmersiones en la memoria.
Museo Británico Americano en México
Inauguración: Jueves 1 de diciembre de 2011 a las 19:30 horas
Clausura: 8 de enero de 2012


Museo Británico Americano en México
Artículo 123 No. 134, Col. Cuauhtémoc, casi esquina con Bucareli,
México D.F.
Correo electrónico: museobamexico@gmail.com


Ma. Angélica González Dávila
Sacralidades: Inmersiones en la memoria

La antigua iglesia eogótica Christ Church que alberga en la actualidad al Museo Británico
Americano en México, es un recinto en ruinas que perdió su techo por los sismos de 1985 y que hoy en día vibra nuevamente mediante el eco que propone la artista plástica Ma. Angélica González Dávila.
Preocupada por la huella y el paso del tiempo, la artista, de manera espiritual e introspectiva, acude al recurso de intervención del espacio por medio de instalaciones para recalcar la trascendencia de lo que allí sucedía y los momentos cíclicos en los que el ser humano experimenta la ausencia o logra percibir la presencia velada de la divinidad. En el proyecto “Sacralidades: Inmersiones en la memoria”, Angélica labora como lo hace un místico, del
interior al exterior, con fe y con un amplio sentido creativo.

Sacralidad I. Totalidad.
Instalación en la que una esfera, que desde todos los tiempos ha sido símbolo de la total perfección, se encuentra suspendida a manera de péndulo. En el interior de
la ligera superficie de la esfera de dos metros de diámetro, se entrevén tramos translúcidos de acrílico que giran como espiral cósmica y que contienen conceptos que tratan sobre este cuerpo geométrico en relación a las ideas neoplatónicas de Dios. Las cualidades que la razón humana en épocas lejanas le ha depositado a Dios, se irradian desde el centro para ser descifradas actualmente por el lector/espectador. El suave movimiento del cuerpo esférico, oscila suspendido produciendo un efecto hipnotizante de transparencia, que permite a la mirada traspasar el objeto.

Sacralidad II. Setenta metros de poesía mística.
¿Adónde te escondiste, amado, y me dejaste con gemido? Así comienza esta larga instalación integrada por una serie de fragmentos del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz trazados sobre raso rojo. El espectador es obligado a adentrarse en la composición de la lectura por un camino laberíntico que penetra cada recoveco de este espacio derruido, en la que es conducido
hacia la indagación interior de su propia conciencia. Después del sufrimiento que genera la ausencia, es decir, el estar inmerso en la oscuridad, el poema sirve de guía para descubrir nuevamente la presencia. La artista pretende que en este recorrido solitario y meditativo, el espectador encuentre cadencia y sentido en la búsqueda introspectiva de la fuente de toda vida.

Sacralidad III. Sustancia eterna.
La escultura de tres metros yace suspendida en el centro del altar, haciendo referencia al soporte de la iglesia en ruinas. La obra es emblemática del poderoso eco o reminiscencia de la Palabra que una vez se proclamó en este espacio intervenido; una figura simbólica del Cristo que por momentos parece derrumbarse como consecuencia del dolor contenido en la humanidad. El
sufrimiento ocasionado por el terremoto social se traduce en una figura fragmentada, quebrantada y aunque quedan tan sólo trozos, todos ellos permanecen como el poderoso recuerdo de su grandeza.

Sacralidad IV. Ruptura.
Una tela blanca rasgada, que puede ser objeto de múltiples posibilidades interpretativas, sutilmente puede representar desde las heridas del Cristo crucificado, hasta la desintegración o el derrumbe. La postura sólida que propone la artista al realizar el sencillo corte gestual rasgando la tela sin vacilar, es firme y de carácter definitivo. Sin embargo, queda claro
el paralelismo con el lugar en donde se presenta: allí hubo un fuerte rompimiento, aunque aquello que constituye la naturaleza de las cosas, permanece de manera invariable.

Sacralidad V. Presencia en la memoria. Esta instalación conjuga fragmentos de
obras realizadas por la artista a manera de collage digital en largas franjas de ocho metros, que cuelgan y se tienden desde los entrepaños que fueron erguidos durante la restauración del inmueble. Son pinturas de Cristo rodeado de salmos encriptados, realizadas con anterioridad y
que ahora fracciona para recomponer con añadiduras de trazos pictóricos. Pero, ¿por qué romper para reconstruir? El misterio propuesto hace referencia a romper para liberarse de la esclavitud que generan los apegos, fracturar la identificación preconcebida del cuerpo, desbaratar el ego como centro de la conciencia, al igual que con las ideas y el saber detentado hasta la fecha. Al cortar todas estas ataduras de lo antes aprendido, Angélica propone seguir
con libertad lo que aún no se ha terminado: la continuidad de la fe por el paso de todos los tiempos.

Sacralidad VI. Oblación.
El replanteamiento de tres clavos oxidados de gran formato, hace referencia a la escena de la pasión que hoy descansa en el altar deteriorado de la iglesia neogótica. Con gran ímpetu reflexivo en el Cristianismo, Angélica presenta esta pieza como una reliquia digna de veneración reposando en una campana de cristal.

Sacralidad VII. Moradas.
Son siete los sencillos guajes seccionados a la mitad contenedores de un corazón de cera y
luminarias que manifiestan una dirección en donde se vislumbran pequeños cambios ascendentes en cuanto a su luminosidad, tamaño, coloración y transparencia. Ascetismo y misticismo son dos procesos a los que hace referencia esta instalación, proponiendo una abstracta analogía con los siete pasos por los que debe transitar el alma para unirse a la divinidad, según la obra “Las Moradas del Castillo Interior” de la escritora mística Santa Teresa
de Ávila.

La resonancia del murmullo de los rezos, voces, campanas y cantos espirituales que acompañan a las siete instalaciones, impregnan las paredes y columnas subiendo al cielo sin techo que los retenga. El efecto de ambientación del sitio es logrado con plataformas contemporáneas pertenecientes a una artista de pensamiento muy actual.

Dra. Sara Aroeste






Ma. Angélica González Dávila (México, 1963).
Realizó estudios de licenciatura en Derecho y Música así
como una Maestría en análisis y decodificación de la imagen visual; tiene
también varios diplomados y cursos en temas de espiritualidad, psicología del
arte y arte contemporáneo. Se formó como escultora en el taller del maestro
Ricardo del Río. Ha expuesto de manera individual más de 15 veces, y de esas
exposiciones destacan algunas como Expresiones
Vitales, Museo Casa de Carranza, México (1994); Equus, Asamblea de Representantes,
Centro Histórico, Ciudad de México (1997);Relatos
de una suerte, Galería Annta Madrid, España (2004); De luces, Marbellagallery,
Madrid, España (2006). Ha participado en numerosas muestras colectivas en
México y en el extranjero, entre las cuales destacan La semana cultural de la Facultad de Derecho, UNAM, México
(ediciones 1995, 1996 y 1997); Siete
Sentidos, Museo Casa de Carranza, México (1995); First opening, Galería
People’s Art, Miami, Florida (2000); Art Expo N. Y. Galerías Noia
Fine Arts y People’s Art, Nueva York (2001); Marbella Gallery, Madrid, España
(2005); Masters of Sacred Art, Spiritual Continuum, JHS Gallery,
Taos, Nuevo México (2006); Bienal Internacional de Arte
Contemporáneo, Florencia, Italia (2007 y 2009).
Premio de selección, concurso Toresma, Madrid, España
(2004); Premio Internacional
Lorenzo el Magnífico, Medalla de
oro, premio del Presidente en la VII edición, Bienal de Florencia
(2009).